
Los primeros días de Trump como presidente electo se resumen en protestas y episodios violentos de racismo en las escuelas.
Los resultados electorales estadounidenses han suscitado una ola de inconformidad en Estados Unidos. La gran paradoja del sistema electoral lo demuestra: Hillary Clinton ganó las elecciones por cantidad de votos, pero Donald Trump triunfó en los colegios electorales.
En estados donde tradicionalmente viven más inmigrantes como California, Nueva York, Nuevo México y otros ganó el voto demócrata, pero el centro y el sur estadounidense eligieron a Trump como presidente.
La campaña electoral de ambos candidatos despertó pasiones que no se apagarán fácilmente. Las diferencias entre un país multirracial y multicultural como lo es Estados Unidos no han hecho más que acentuarse y decenas de violentos incidentes en calles y escuelas han inundado la prensa.
Una gran cantidad de personas en las ciudades y en las universidades no reconocen a Trump como presidente y no piensan aceptar los resultados electorales como lo han manifestado en las protestas que han protagonizado en los últimos días.
Las protestas más violentas han ocurrido en California, Oregon y Nueva York. En Oakland (California) las protestas incluyeron fuegos y bombas molotov que resultaron con tres policías heridos y 30 arrestos. En Portland (Oregon), la policía arrestó a 29 personas.
Mientras que en la ciudad de Nueva York, donde el magnate es un icono de los bienes raíces, los edificios que llevan su nombre como la Trump Tower han sido protegidos por fuertes dispositivos de seguridad que incluyen camiones llenos de arena que servirían como una barrera en caso de una bomba.
En Twitter Trump acusó a los medios de instigar las protestas contra la elección:
Just had a very open and successful presidential election. Now professional protesters, incited by the media, are protesting. Very unfair!
— Donald J. Trump (@realDonaldTrump) 11 de noviembre de 2016

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